La minería artesanal en el Perú empezó a cobrar fuerza a partir de la década de los 80, actualmente se desarrolla en casi todas las regiones del país con los efectos que no son afrontados con el propósito de mitigarlos. A pesar que tenemos la Ley 27651 que propugna la promoción de la formalización y el desarrollo sostenible de la minería artesanal , las personas que se dedican a la minería artesanal están expuestas a diversas afecciones respiratorias, pulmonares, dérmicas y gástricas que son adquiridas como consecuencia de las labores desarrolladas por los propios mineros artesanales. Lo que nos lleva a suponer que el desconocimiento de las normas y la poca conciencia ambiental obra en perjuicio de los propios trabajadores que se dedican a esta actividad extractiva.
Por otro lado, el desarrollo de la minería artesanal ha traido como consecuencia una escala de conflictos sociales y ambientales, teniendo como protagonistas a los mismos pobladores de las zonas de influencia, por un lado quienes están de acuerdo con el desarrollo de la minería artesanal y por otro, quienes se oponen al desarrollo de esta actividad.
También la minería artesanal origina contaminantes potenciales que afectan el agua y el aire que son empleado por la población que se encuentra en la zona de influencia. Los que son representados por los sedimentos de cadmio y mercurio, y metaloides como antimonio y arsénico, las que pueden ser absorbidas por los organismos vivos en su estado soluble.
Con lo poco que hemos expresado, queda entendido que la minería artesanal se ha constituído en un problema de difícil solución, más aún con la poca atención que le prestan las autoridades competentes y la ausencia de vigilancia y apoyo por parte de las instituciones. Situaciones que sólo cambiarán si cada uno de los actores sociales involucrados en la minería artesanal ponen de su parte para resolver este problema que ya tiene visos de misión imposible.
Ricardo Rivas Pizarro.
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