Máxima Acuña de Chaupe es una de las miles de campesinas que
existen en el Perú, pero que en estos días cobró fama internacional al ganar el
Premio Goldman, que es un premio que se otorga en el mundo a los defensores de
la naturaleza y el medio ambiente.
Ella fue premiada en virtud del conflicto que tiene con la empresa Yanacocha (Cajamarca), ubicada en el norte del Perú. Máxima le ganó un proceso judicial a una de las empresas mineras más poderosas del mundo fundamentalmente porque la empresa no pudo demostrar fehacientemente ser la propietaria de las tierras donde vive desde el año 1994 Máxima Acuña y su familia, en el proceso judicial sí se demostró que Máxima Acuña compró las tierras que ocupa de un familiar. En razón de ello, la empresa ha venido hostigando y amenazando a Máxima Acuña y a su familia, fundamentalmente porque la empresa minera se encuentra interesada en hacer que Máxima Acuña desocupe su propiedad para dar inicio a labores de explotación minera.
La empresa Minera Newmont que opera la Empresa Yanacocha desde hace varios años ha iniciado
el proceso de expansión de sus operaciones extractivas básicamente para seguir
explotando los yacimientos de oro que se encuentran en el subsuelo de gran parte de la Región
Cajamarca, sin embargo, no ha tomado las medidas de consulta que estipula la
normatividad peruana, sino por el contrario ha venido haciendo uso de otro tipo
de medidas consistentes en el amedrentamiento y hostilización a los pobladores
que se encuentran en la zona de influencia de sus futuros proyectos extractivos..
Lo particular y ejemplar de Máxima Acuña es que tuvo la
valentía de enfrentarse no sólo a la empresa minera sino también, a las
instituciones públicas que han venido tomando partido y parcializándose claramente
con la empresa minera, obviamente por los diversos estímulos y “colaboraciones”
que la empresa ha venido brindando desde tiempo atrás al Ministerio Público,
Ministerio del Interior y otras instituciones que lejos de defender los
derechos del campesinado cajamarquino, han tenido la osadía de ignorarlos y
minimizar sus diversos reclamos y denuncias.
Esperemos que casos como el de Máxima Acuña no sólo sean
imitados, sino además, sirvan de referencia a las poblaciones indígenas y
campesinas para que sigan defendiendo las áreas naturales, espacios geográficos y
reservas de agua que aún existen en nuestro país. Considero oportuno y urgente que como sociedad civil adoptemos medidas y realicemos un firme pronunciamiento en favor de las personas que paradojicamente terminan siendo desprotegidas por las autoridades e instituciones que se entiende existen para cautelar los derechos de todos los peruanos.
Ricardo Rivas Pizarro.
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Ricardo Rivas Pizarro.
