En nuestro día a día, y en
nuestra constante interacción con las personas asumimos diferentes actitudes,
gestos y comportamientos que por lo general terminan siendo mal interpretados,
así cuando una persona se nos acerca ofreciéndonos un producto en venta, en
atención a la libertad que tenemos de elegir, podemos comprar el producto o no,
pero lo interesante surge en la etapa previa a la emisión de nuestra respuesta,
ya que tenemos que hacer un ejercicio mental y sensorial sobre la totalidad de
factores que envuelven a la persona que nos ofrece un producto en venta: su
presencia, lenguaje, carisma, calidez entre otros aspectos que serán los que
determinen si finalmente decidimos comprar o no un determinado producto. Y es
en medio de este ejercicio donde uno pone en evidencia su elitismo, sectarismo
o clasismo, si los tiene, de no ser así, será la utilidad o pertinencia del
producto ofrecido la que determine si es o no adquirido por uno, en calidad de
usuario. Lo mismo ocurre al establecer otro tipo de relación social, comercial,
intelectual, etc.
Los términos que aludimos en
apariencia pueden tener similitud, pero no tienen el mismo significado ni la
misma aplicación al momento de calificar, aceptar o consentir el ofrecimiento
de un producto puesto en venta, así:
El elitismo, en Sociología empleamos este término cuando nos
referimos a la actitud que defiende la existencia de diferencias sociales a
favor de las clases más beneficiadas o élites de poder. Decimos que una persona
es elitista, cuando defiende, privilegia o favorece a la clase social de la que
es parte, obviamente refiriéndonos a una clase que tiene en sus manos el
aparato productivo.
El sectarismo, se refiere a la intolerancia, discriminación u odio
que surgen de dar importancia a las diferencias percibidas en un determinado
grupo social, político o religioso, o entre las subdivisiones existentes al
interior de un grupo, como las diferentes manifestaciones de una misma religión
o las facciones de un movimiento político.
El clasismo, es el prejuicio y discriminación que tienen su punto
de origen a la pertenencia o no a determinadas clases sociales, lo que a su
vez, se encuentra claramente asociado a otro fenómeno social bastante difundido
en el mundo: el racismo, del cual tenemos muchos ejemplos y casos a lo largo de
la historia de la humanidad.
Como podemos observar no se trata
de aspectos, categorías o factores similares por lo mismo que tienen una
significación distinta que podrían ser vinculadas o relacionados en
determinados casos o circunstancias, pero que al realizar un análisis más
amplio, nos permiten advertir qué condiciones son las que permitieron que
aceptemos o rehusemos adquirir un determinado producto puesto en venta por los
ocasionales vendedores que se encuentran en las plazas y parques de las
ciudades del país. De igual forma, al entablar una conversación con una persona
que recién conocemos, cada uno de nosotros tiene sus criterios de selección y
diferenciación para brindar su atención e interés a nuestro eventual
interlocutor, lo que podría ser entendido como elitismo, sectarismo, clasismo o
sencillamente, una forma de seleccionar a quienes o con quienes podemos
interrelacionarnos.
Nosotros, somos de la idea que
para adquirir un producto debemos considerar dos aspectos elementales:
necesidad y pertinencia, es decir, necesito el producto puesto en venta y tengo
los medios para adquirirlo, si ambas condiciones se dan, no hay más que
analizar, sólo queda empezar a insertarnos en el engranaje de la dinámica económica
para con ello, permitir el desarrollo y progreso de quienes buscan obtener un
poco de recursos económicos que les permitan subsistir con cierto decoro y
dignidad.
Ricardo Rivas Pizarro.
Selengkapnya......