Cada vez que estamos por afrontar un cambio sustancial en nuestra vida, llámese asumir un compromiso matrimonial, viajar al extranjero, divorciarnos, cambiar de confesión religiosa o peor aún empezar a vestir la camiseta del equipo de futbol rival, surge en nosotros un desconcierto apabullante que también puede ser entendido como un natural temor de evolucionar, aunque esta evolución implique cambios sustantivos como el poseer un nuevo estado civil o asumir una decisión de menor importancia como la forma de vestir o calzar.
Por supuesto que en cuanto a la importancia de los acontecimientos, sabemos que la Ley de la Relatividad se hace manifiesta aunque no querramos. Pero se hace necesario avanzar en este camino denominado existencia porque somos seres racionales que vivimos precisamente para el cumplimiento de nuestros objetivos, el establecimiento de un proyecto de vida o la materialización de cada una de nuestras aspiraciones.
Siendo así, transitemos llevando de la mano este compañero llamado temor, el cual deberá constituirse en el atento vigilante de las decisiones que vayamos tomando a cada momento de nuestra efímera existencia.
Ricardo Rivas Pizarro.
1 comentarios:
El miedo a veces, se vuelve don miedo, y se instala como amo y señor de la vida de alguien, don miedo crece y se agiganta y se vuelve un gran fantasma proyectado en la pared, de esos fantasmas que nos hacen meter debajo de las sabanas y nos deja paralizados.
Un día amanecimos con especial valor y salimos de entre las sabanas, para ver nuestro mounstruo y descubrimos que esra un mosquito preoyectado con la luz.
un pequeño hecho que se agiganta día a día en nuestra fantasía.
El miedo a viajar, el miedo a amar, el miedo a cambiar de vida y venirse a argentina, y empezar denuevo.
mane
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