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CUANDO LA CODICIA SUPERA AL DAÑO OCASIONADO POR UNA PANDEMIA

Desde hace varios meses la población mundial vive sumida en una sensación de pavor y desconcierto generalizado por todo el drama y el dolor que viene originando el Covid 19, que de acuerdo a la OMS ya es una Pandemia por cuanto ha involucrado y afectado a casi todos los países del planeta. Todo cuanto se viene realizando en los sectores públicos de los países apuntan a controlar el número de contagiados para evitar que los sistemas de salud y atención colapsen, pero es innegable que ya los números de contagiados en muchos países han originado un desborde no sólo de la enfermedad como tal, sino de los propios sistemas económicos como consecuencia de la paralización total o parcial de los diversos procesos productivos.

Con este panorama desalentador, realmente las perspectivas de recuperación y restablecimiento de las condiciones necesarias para volver a la normalidad se hacen cada vez más lejanas y complejas, especialmente en países como el Perú, que ciertamente estuvo haciendo frente a los embates de la pandemia sobre la población con relativo éxito, pero ahora que ya nuestras reservas son exiguas, tendremos la necesidad y urgencia de volver a acceder a préstamos internacionales u ofertar bonos soberanos, tal como ya lo anunció la Ministra de Economía el día de ayer, medidas que a mi parecer sólo servirán para mantener a flote algunos sectores productivos, como el financiero que acaba de recibir un nivel de liquidez significativo por parte del BCR con 0,5% de interés y también, a través de la famosa liberación del encaje que a su vez permitirá que las entidades financieras cuenten con mayor dinero para a su vez puedan prestarle a las personas naturales y jurídicas mayor dinero para de esta manera asegurarnos que la cadena de pago continúe.  Hasta aquí, el cuento parecería tener un final feliz, pero seguiremos analizando otros aspectos que sin duda no nos generarán mucha ilusión.



¿Accederemos a préstamos para poder seguir trabajando o consumiendo?
El análisis que realizaré no es económico ni jurídico, sino, tan sólo sociológico, al acceder a nuevos préstamos es obvio que contaremos con efectivo en los bolsillos, pero este efectivo que ciertamente será limitado de acuerdo al monto del préstamo al que accedamos, no necesariamente nos servirá para seguir trabajando o manteniendo en operaciones nuestra pequeña o micro empresa, ya que tenemos que recordar, que al día de hoy, ya la mayoría de personas tenemos diversos compromisos con las entidades financieras, compromisos que por más que te reprogramen los pagos, tendremos que pagar, y si a esto le sumamos los nuevos compromisos que adquiriremos con las entidades financieras, el dinero con el que contemos sólo nos servirá para seguir pagando las diversas obligaciones que hemos ido acumulando con las entidades financieras, y con mucha dificultad, seguiremos consumiendo lo necesario para vivir, entonces no nos hagamos demasiados ilusiones con las medidas dictadas por el Poder Legislativo, ya que mantener la maquinaria productiva en estas condiciones será imposible, por lo mismo que tendremos que pagar proveedores, comprar insumos y por supuesto, pagar planillas de los pocos trabajadores con los que podamos quedarnos.



¿Existe otra forma de acceder a un nuevo crédito financiero para no sobre endeudarnos?
Por supuesto que existe, no la fórmula mágica para vivir sin obligaciones, pero sí medidas que ciertamente no nos seguirán asfixiando, sino que podrán darnos un poco de respiro. Nuestro país lamentablemente no cuenta con una banca de fomento y constituirla en este momento demandaría de tiempo que en las condiciones actuales no sería un proceso sumario, en tanto se legisle y se ponga en operaciones, pero sí podemos hacer uso de la estructura existente en el Banco de la Nación, que podría ser dotado de recursos para que sea esta entidad la responsable del otorgamiento de créditos a los pequeños y medianos empresarios con tasas de interés de 1 a 1.5 % y no como pretende cobrar la banca privada,  por el sólo hecho de brindar una línea de crédito u otorgar efectivo inmediato, sin considerar obviamente, los otros cargos y comisiones que la banca privada suele cobrar artificiosamente. Siendo así, podríamos iniciar un verdadero proceso de recuperación productiva que por supuesto demandará de mucho esfuerzo y paciencia porque a todas luces tendremos que trabajar muy duro para honrar los diversos compromisos que adquiramos y empujar la pequeña maquinaria productiva que tengamos a mano, por lo menos por un espacio de dos a cinco años.

Por otro lado, Asbanc (Asociación de Bancos del Perú), anunció que las tasas con las cuales irán a prestarle dinero a las pequeñas y medianas empresas será fijada por el BCR, lo que de ninguna manera nos asegura que vaya a ser un interés inferior al 4% o 5% lo que terminaría por confirmar mi tesis de que los nuevos préstamos a los que accedamos mayoritariamente servirán para pagar las deudas que sigamos contrayendo, y no para reactivar necesariamente, el aparato productivo de los pequeños y medianos empresarios.




¿Entonces qué queda pendiente de realización?
Lo que corresponde hacer, es solicitarle a nuestras organizaciones que eleven una propuesta real y accesible al Poder Ejecutivo para que pueda implementar lo que ya hemos descrito, donde por supuesto, tendrá un rol protagónico, el Poder Legislativo que vía delegación de facultades, posibilitará que el Poder Ejecutivo elabore el marco legal necesario para que a la brevedad posible, se ponga a trabajar al Banco de la Nación, y como estamos en una situación social, política y económica súper complicada, donde no es conveniente enfrentarse o debilitar las relaciones con algún sector productivo en el país, permitir que también la banca privada pueda seguir operando con quienes deseen trabajar con ellos, pero en este caso ya la responsabilidad recaerá en cada una de las personas que elijan trabajar con la banca privada, sea por comodidad, costumbre, confianza o por las generosas ofertas que sin duda empezarán a brindar los bancos privados.

Reflexiones finales
Las instituciones bancarias y las personas, sean estas naturales o jurídicas han mantenido desde siempre una relación desigual y desproporcionada, porque siempre las entidades financieras han buscado atraer la atención y preferencia de sus clientes, gracias a costosas y subliminales campañas publicitarias donde sólo se revela una parte de la historia o únicamente lo interesante para el cliente a efectos de conseguir incorporarlo en su cartera de clientes, pero una vez que pasas a ser parte de la nómina de clientes, se empieza a develar la forma poco sensible y tolerante que tienen estas instituciones al operar, ya que si no te es posible pagar a tiempo e infelizmente, acumulas cuotas por no haber tenido la suficiente liquidez, proceden a la cobranza coactiva o al embargo inmediato del bien o propiedad que pusiste en garantía, sin importarles la situación por la que puedas estar atravesando.
Lo cierto es que la banca privada desde sus orígenes siempre buscó expandir sus operaciones y sus sedes de acción, pero nunca demostró un verdadero compromiso con sus usuarios finales: nosotros, de manera que ya es hora de exigir que también ellos se mojen en este momento de tempestad virulenta y financiera para nuestro país y para los países del mundo.


                                                                                                 Ricardo Rivas Pizarro.

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