En todo contexto sociopolítico y
económico adverso, los liderazgos fuertes o consolidados, son los que muchas
veces han posibilitado hallar los caminos de solución o las salidas a las
dictaduras y autocracias en los últimos cien años en nuestros países
(Latinoamérica), para lo cual, no hace falta más que revisar los tratados de
historia o economía latinoamericana.
Autores como Bryman, Burns,
Kouzes, Linz y Posner, entre otros, definen el liderazgo político. “como una
relación de intercambio entre líder y seguidores a través de la visión que
comunica el primero como elemento incentivador”. Siendo así, podemos entender
la forma como es que finalmente son elegidos, quienes postulan a cargos de
elección popular. Y es debido a este elemento incentivador que conocemos como
“promesas electorales o promesas de campaña”, que son las que harán inclinar en
uno u otro sentido, las preferencias electorales que serán expresadas en las
urnas el día de las elecciones.
Por lo que sería interesante
analizar los variables que necesariamente ingresarán al juego electoral durante
las campañas electorales: liderazgos políticos y desestructuración
política-legal:
LIDERAZGOS POLÍTICOS.- Se entiende que son originados como
consecuencia de la evolución política y dirigencial en el seno de un partido o
movimiento político, pero la realidad nos muestra con mucha frecuencia, que los
liderazgos políticos, no son sino la representación casi mesiánica o
caudillista de los partidos y movimientos políticos, razón por la que en los
últimos años, casi no hemos conocido de renovaciones exitosos de cuadros
dirigenciales, y no porque no existan jóvenes con capacidades y aptitudes como
para erigir un nuevo liderazgo, sino porque los antiguos líderes se resisten a
ser sustituidos o desplazados por un joven con cualidades prometedoras.
CONTEXTOS DE DESESTRUCTURACIÓN POLÍTICA-LEGAL.- Llamamos así, a las
realidades que venimos presenciando a lo largo de los países latinoamericanos,
los cuales se encuentran enmarcados en serios procesos de desestructuración
política y legal, principalmente por dos factores: la corrupción y el
debilitamiento de las instituciones, lo que desde ya nos debe generar
preocupación y alarma, porque son este tipo de contextos los que favorecen a la
evolución de caudillismos, sino, dictaduras con rostros de democracia solapada.
Expresado en otros términos, la desestructuración política-legal tiene que ver
con el debilitamiento o disolución del statu quo vigente en una sociedad.
A pesar de los análisis que
hacemos previos o durante las lides electorales, la mayoría de los ciudadanos
de a pie terminan siendo persuadidos por quienes les ofrecen una aparente
solución a sus problemas y necesidades, sin por lo menos, recoger sus
inquietudes, iniciativas y legítimas preocupaciones, para que sean estas, las
que finalmente, se constituyan en insumos para la elaboración de sus planes de
gobierno.
¿Y es que en verdad son necesarios los liderazgos políticos?
Soy de los que piensa que más que
necesarios, son imprescindibles, pero siempre en cuando se reúnan un mínimo de
condiciones que pasan por: preparación, competencias, honestidad y un claro
compromiso con los ciudadanos, dejando deliberadamente fuera de estas
condiciones a la experiencia, y no
porque no sea importante, sino porque hemos tenido numerosos casos en los que
la experiencia ha sido sinónimo de habilidad o destreza para delinquir, de
manera que con que cumpla las otras condiciones será suficiente para iniciar un
camino de desarrollo de liderazgos políticos en nuestros países. Los contextos actuales nos impelen a tener líderes políticos que hagan suya las verdaderas aspiraciones de la población que hace buen rato perdió la fe en la clase política.
Ricardo Rivas Pizarro.
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